Mostrando entradas con la etiqueta oscuro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta oscuro. Mostrar todas las entradas

4/4/11

Yo lo sabía todo desde el principio, pero hice caso omiso. Nada.
Como si nada hubiese salido de su boca.
Es cierto que me advirtieron, pero ¿quién soy yo para arrebatarles el placer de reprocharme un "te lo dije"?
Así que seguí como si nada hubiese salido de sus bocas.

Se convirtieron los consejos en ventoleras de aire y lluvia que me azotaban como cuando llueve y se te pega todo el pelo a la cara y no puedes respirar. Pero evitarlo era demasiado fácil: esconderse bajo el edredón con los auriculares a salvo de cualquier lluvia y vendaval.

Sin darme a penas cuenta encontré mil y un escondites para las verdades: el fondo de EL cajón, la caja fuerte que me compré en los chinos, debajo de los peluches del último estante, al que no llego; al lado de los botes que solo alcanzo con banqueta... en fin, sitios donde era muy difícil encontrarlas.
Aprendí también a inventarme excusas como la mejor ladrona del mundo: las encontré en poesías, en viejas historias arrancadas, en trocitos polvosos de corazón que rescaté de recuerdos propios y ajenos, en las películas más malas y en las canciones que todavía hoy me hacen llorar.
Todas eran buenas para explicar lo que fingía sentir (y lo que fingía no sentir).

La sonrisa más sincera se escondió en algún lugar y no me molesté en buscarla: fue fácilmente sustituida por una de corta y pega que yo misma dibujé. No importaba, al fin y al cabo mi corazón seguía latiendo de vez en cuando.

Cuando por casualidad buscaba la Nocilla y encontraba una verdad dolorosa tras el bote del ColaCao, simplemente la cambiaba rápido de lugar, algo más remoto, como la lámpara de mi habitación, donde compartiera hogar con los cadáveres de insectos que la intimidaran y no pudiera salir. ¿Quién miraría ahí? Yo desde luego no.

Pero hubo un momento en que ya no me quedaron escondites para las verdades ni fuentes de donde sacar las excusas. La sonrisa de pega se me mojó con una tormenta y entonces no me quedó nada.

Autómata. Vacía. Engañada.
Ahogada en mis propias e increíblemente creíbles mentiras (a mí misma), fue como un aguijón enorme atravesándome el pecho. Justo en el corazón. Solo que ahí ya no había nada.

- ¿Qué has hecho?
- Se lo di todo.
- ¿Estás loca? No te lo devolverá.

Creedme. Soy la que más ganas tiene de reír. Soy la que más ganas tiene de brillar. Pero no sé qué hacer para recuperar mi corazón. Ni si quiera tengo claro dónde está.
Mientras tanto, seguiré deambulando por este sitio. Quizás sea oscuro y me de miedo, pero al menos tengo un lugar donde estar.
Si lo encuentro, prometo que os deslumbraré. Si no lo consigo, sé que puedo quedarme aquí para siempre.
Vosotros sois libres para marcharos.
Vuestra puerta está abierta. (Tiene forma de aspa, arriba a la derecha X ).

26/3/11


¿Qué dibujas?
No lo sé. Pensaba que era un pájaro, pero cuando quise darme cuenta ya no tenía forma.

¿Qué escribes?
No lo sé. Pensaba que era un corazón, pero cuando quise darme cuenta ya no tenía sentido.


Cinco manchas rojas de izquierda a derecha dejando un rastro de tinta negra, tan negra como la cara de los ojos amarillos que lo observan.

¿Lo vé él? Sabes que piensa que estás loca. Y si no lo hace, lo hará. Sabes que en el fondo cualquiera se asustaría al contemplar lo que llevas dentro. Cualquiera retrocedería mil pasos al saber que sin saber nada amas con un corazón desbocado y te autodestruyes sin posible marcha atrás.
¿Qué harás cuando te diga que lo sabe? Es más, ¿qué harás cuando te diga que ya no quiere nada de ti?

Chasquido. Un cierre de mandíbulas. El gato ha saltado. Se lo ha comido. Se ha comido al pájaro. Se ha comido el corazón.

Ronronea y se acurruca a mi lado.
Alguien tan valiente como para arrancar un corazón de cuajo y cortarle las alas.

Era necesario.Todos lo saben.

15/3/11

Deja que te ayude a hacer más profunda esa herida. Quiero atravesarte hasta que tu respiración casi no exista. Que se note que sufres.
Quiero que no lo escondas más. Grita. Mientras se hace más y más grande y tu sangre encharca el suelo. A cada gota un pensamiento. A cada pensamiento, un sentimiento, un recuerdo.

No lo ocultas tan bien como piensas. Tus ojos brillan, la comisura de tu boca esboza una minúscula sonrisa al verlo. Y cuando duele, tus ojos se apagan. Y tu boca fruncida.
Ni si quiera eres capaz de ocultar tus latidos cuando se acerca. Cada vez más rápidos, cada vez más fuertes. Sabes que se oyen. Y te ensordecen. Y tu maldito estómago, rugiendo, solo porque te pones tan nerviosa. Deja de esforzarte ya. Sabes que no lo puedes esconder.

Así que sigue observando las imágenes en ese charco cada vez más grande. Sus ojos. Sus manos. Su piel. Sigue observándolo mientras todo acaba. ¿Duele? Quizá así aprendas.

Y si no... bueno, si no,

estás muerta.

11/3/11


No sé cómo.
Pero, de repente, un día ya no sentí.
Y todo se volvió negro. Los cristales se empañaron y no conseguía ver nada. Así que me quedé quieta en esa oscuridad. Y me tapé los oídos. Y no escuché. Y no pude ver. Y llegó un momento en que supliqué. Y te encontré.

Entonces todo se volvió blanco. Porque había una razón (te estoy buscando).

Ahora, sigo mi camino entre cristales blancos donde dibujo las notas (que imagino son de tu voz) que me guíen por el camino correcto.
Porque no sé si siento demasiado o no siento. Y no soy capaz de avanzar. Siempre vuelvo al mismo cristal.

Y no sé si estás detrás.

Porque siempre se ha vuelto a empañar.

23/2/11

Sientes que la oscuridad se cierne sobre ti y no puedes hacer nada.
Pregúntale al médico si hay algo que pueda curarte. Y ¿qué coño saben ellos? No tienen ni puta idea de nada. No quiero más pastillas, ni sobres, ni jeringuillas.
Y mientras tanto observas como tu luz simplemente se apaga. Se está apagando y ni si quiera has conseguido lo que deseabas.

Poquito a poco, notas como estás más débil. Tu mente grita, pero tu cuerpo se cansa y no tiene fuerzas para luchar, no se quiere levantar. Duerme más de diez horas y no para de protestar.
Y tu mente te chilla: ¡Idiota! ¡Muévete! ¡Muévete! ¡Un día más es un día menos!
¿Qué? Suficiente tengo con sonreír. Sonreír todo el tiempo. Aunque no quiera. Y eso agota, más de lo que puedas imaginar.
¡Eres fuerte!
Agota que te digan que eres fuerte. ¿Fuerte? ¿De qué sirve intentar ser fuerte contra algo totalmente fuera de tu voluntad? ¿De qué sirve ser fuerte contra algo que te hace cada vez más débil?

Más suave. Cada vez le cuesta más latir. Más lento. No lo oigo.

¿Lo oyes tú?

18/1/11

Me duele el corazón... como si me lo desgarraran.
¿Es por esos deseos desmesurados?
¿Hacen que me sienta insignificante?
¿Es porque sé que hay deseos imposibles de cumplir?
Deseos...
¿ tienes algún deseo?

5/1/11

"Ya no puedes hacerme más daño."

Mentí. Podías.
Lo jodido es que me lo hayas hecho dejándome claro algo que yo ya sabía.
A veces la intuición es una mierda.
Y vivir en la ignorancia es tan bonito...

Un puto gato. Saltando de árbol en árbol.
O el suicidio social. Algunas veces comprendo totalmente esas ideas tan absurdas.
Y ahora me apetece. ¡A tomar por culo el mundo! Y el poder que tiene de hacer daño.

Y siento que es el final de esto. Por un tiempo, al menos, no tengo nada que decir. Ya había una temporada demasiado negra como para que fuera agradable a los ojos ajenos.
Así que lo siento por aquel que se entretenía en estos lares.

29/12/10

Tengo ganas de mentirte. De decirte no eres tú, soy yo. Así que me voy a alejar para no darte preocupaciones (aunque seguramente me quede sufriendo en un rincón, así, a lo dramático, como solo yo sé sufrir, oye).

Pero en realidad pienso: si estoy derrotada es por tu culpa.
Que estoy frustrada, y que no sé qué debería hacer. ¿Llamar? ¿Esperar?
Y, si me llamas, ¿contestar?

Decirte lo egoísta que eres, lo mal que me siento cuando, después de haber intentado apoyarte me ignoras como si solo fuese un trapo al que recurres cuando quieres sonarte los mocos. Y después, me dejas de nuevo en un cajón hasta que necesitas volver a sonarte la nariz.
Pues que sepas que yo también tengo mocos.
Pero al contrario que algunas personas, intento sonármelos en mi propia y jodida puñetera manga podrida de tanto moco, y después simplemente estoy. Para ti. Y para los demás.

No quiero que te sientas culpable o peor que yo.
Solo quiero que me mandes a la mierda ya.
O no. También puedes aclararme las cosas, en vez de simular que no han ocurrido.
Porque eso es fácil, ¿verdad?

Pues yo no soy capaz de inventarme un mundo en el que no hayan pasado las cosas que han pasado. Así que sigo recordando un 23 de Noviembre del que aún no tengo ninguna explicación.
Aunque supongo que mi intuición no me fallará. Supongo que hacía calor.

¿O lo tenías tú?

25/12/10

Feliz navidad, los cojones.

9/12/10



Siempre es la letra. Siempre es la letra...

2/12/10


Cuando era más pequeña, había un monstruo que vivía debajo de mi cama.
Nunca le vi la cara. De hecho, jamás escuché un sonido por su parte.
Pero eso lo hacía todavía más terrorífico. Nunca saber cuándo saldrá, cuando te observa y te está vigilando mientras duermes. ¿Cuándo escucha las palabras que susurras en sueños? ¿Cuántos secretos guarda junto a las arañas muertas?

Algunas veces tenía ganas de susurrarle, decirle algo como “sé que estás ahí, y ¡no me das miedo!” Pero habría sido una mentira, una mentira muy mala, pues su presencia (que se reducía a una idea, un presentimiento de que, efectivamente, estaba ahí) me aterrorizaba más que cualquier otra cosa.

Todo se iba a acabar cuando, hace unos meses, cambiara los muebles de mi habitación. No tendría dónde esconderse, porque mi cama sería una litera, debajo estaría mi mesa o cualquier otro mueble, y no habría escondite oscuro donde ocultarse.

Me equivoqué.

Después de dormir algunas noches relativamente tranquila, volví a sentirlo. No existen palabras lo suficientemente exactas para describir el pánico que recorrió mi cuerpo, desde la cabeza hasta el último dedo de mis pies.
No podía ser. Pero lo fue. De repente bombardeó mi mente y me quedé aturdida. “Está aquí”.

Parecería un miedo infantil ridículo, pero no lo es. Es… que sepa exactamente qué piensas, qué sueñas, cómo te mueves mientras duermes, qué escribes en tu diario, qué lees antes de acostarte, con quién hablas, a quién anhelas…

A mí, el hecho de que alguien lo sepa todo de mí, me provoca una sensación inquietante y desagradable.
Su presencia ocupa todas mis fotos, libros, prendas…
… tardé en darme cuenta de que soy yo.

Y no sé si debería seguir teniendo miedo y preocuparme, o sentirme bien y aliviada...

23/11/10


Es injusto que quien más quieres es quien más daño pueda hacerte.
Deberían ser únicamente los que cuidan, los que curan, los que aman.
Parece ser que el último cuchillo ha sido lanzado.
Podrían lanzar más, pero no funcionarían: definitivamente, estoy rota.
Y no hay hilo que pueda coser el polvo.

13/10/10


Cada vez es más y más real, y me voy dando cuenta, porque todo se hace más borroso, menos brillante, más oscuro.

No era que en realidad necesitara eso para saber que las cosas iban a ser así, yo ya lo sabía.
Cada día, los recuerdos de esos días rebotan en mi cabeza cada vez que la apoyo en la almohada, gritando en un silencio que solo yo puedo escuchar.

Pero ni si quiera con esas voces consigo distinguir qué es lo que dicen. Acaso que solucione mi vida si antes lo hice mal, que no me raje cada vez que he de decir algo importante.
¡Ey! No lo dejes en un "Oye..." No llames y te quedes callada pensando cómo lo dirás, simplemente hazlo (algo así).

Pero cuanto más me doy cuenta de que es verdad, más miedo me da perder eso que creo mentira.

Y tampoco es que sirva de nada el "bueno, vamos a tirar por lo racional". Qué racional ni qué... cuando aquí lo que tira es el corazón, el sentimiento de protección mínimo que supera con creces a la desnudez que siento el otro 95% de las veces.

Entonces, ¿qué? Pues no lo sé. Puedes seguir tirando de algo que dudas que existe, por si por una casualidad remota (y tan remota), se convierte en realidad, o puedes cortar con ello y pensar "¿qué habría pasado si..?".

2/10/10


A veces las cosas se vuelven en contra y terminas perdiendo lo que llevabas colgando del hilo.
Expectativas.
¿Cuáles?
De todos modos, hay señales:
Una mano, una palabra, un gesto.
Su cambio. O su ausencia.
Es cuestión de prestar atención.

9/9/10

Todo lo que quiero de verdad pasa por delante de mi sin que pueda cogerlo.
Cuando quiero que alguien esté, se va.
¿por qué?
Me quitan las esperanzas, y la buena suerte no dura mucho.
La vida debería ser siempre un placer.
Pero... si la buena suerte se puede convertir en mala suerte, la mala suerte debería poder convertirse en buena suerte, ¿no?
Yo lo creo y por eso...
...sigo viviendo.

16/8/10

solo sé que lo echaré de menos:
lo que llegué a tener, lo que aún conservo (por poco tiempo)
lo poco que tuve, que ya no tengo,
lo que estuve a punto, lo ahora imposible...
es todo, son todo.
y ¿la culpa?
de nadie...

3/8/10

Centrarse en 'ahora' y olvidar.
Pero qué difícil es olvidarte...

3/6/10

Yo si estoy cansada de la incertidumbre, de no saber si hoy estarás de humor, o borracho, o dormido… De no saber si hoy serás tú o estarás contra mí, no saber si puedo abrazarte o debo a mi pesar permanecer a kilómetros de tu corazón y mis deseos.
Y por eso te digo que soy yo la que está cansada. De entregar su salud, sus sonrisas y su tiempo sin recibir ese algo cálido que no cuesta dinero, cuesta besos, caricias, y algo más que un revolcón…

Me pregunto tantas veces si soy demasiado exigente, si pido algo más de lo que merezco y por eso no lo obtengo… Pero, entonces, ¿Por qué otros me sonríen sin pedirlo? ¿Por qué intentan rozar mi mano, tocar mi pelo, buscar mis labios sin quererlos?

Esas son las mayores satisfacciones: tu risa, tu voz, tus ojos claros, tus bromas, tu mano calentita en mi mejilla, tus labios traviesos en mi cuello y tus brazos rodeando mi cintura…
Y me duele no comprender por qué dices que me quieres sin querer lo que yo quiero, que es a ti conmigo…

20/2/10

tus promesas: mentiras...
tu sinceridad, tu honestidad: cuchillos escondidos en tu espalda.
y cuando salen a la luz...me los clavas...

31/1/10

Are you happy now with all the choices you’ve made?
Are there times in life when you know you should’ve stayed?
Did you compromise and then realize the price was too much to pay?


No me juzgues tan rápido.
Solo estás viendo lo que yo he elegido que veas.