26/12/10


Es curioso. No es que mis sentimientos hayan cambiado, sino que, a menos atención recibida, menos atención dispone mi cerebro a pensar en eso.
Me gusta de la misma forma, mi admiración es la misma, pero solo cuando está ahí. Cuando demuestra que está delante. Que soy alguien, y que importo.
¿Y cuando no está?

Me descubro pensando muchas veces si habrá muerto. Por sus prolongados silencios a veces lo diría. Y entonces mi atención se centra en otras cosas, en otras personas.
Y cuando nos vemos otra vez, vuelta a empezar.

Aunque estoy temiendo que llegará el día en que ni si quiera nos crucemos y yo termine por dejar de dar algo que no me va a ser devuelto nunca.
Supongo que es una especie de auto "venga muchacha, supéralo de una vez, que ya sabes lo que hay".

Pero es que no lo sé... necesito un trasplante urgente. Creo que mi pequeño corazón me está fallando...

Porque otros días opino tan diferente...

1 comentario:

  1. No cambies de corazón, piensa que todo lo que sientes forma parte de quién eres y que ello es lo que nos hace quererte tanto.

    Esa sensación es fea, tosca, bruta, pero a todos nos ha tocado vivirla y, al final, simplemente esa persona se convierte en un peatón más, en un puntito en el mundo, insignificante.

    ResponderEliminar

susúrrame

No me juzgues tan rápido.
Solo estás viendo lo que yo he elegido que veas.