silencios de una oveja

Gofres. Tortitas. Donuts. Patatas. Napolitanas. Chocolate.

Y es que llevo un par de días pensando solo en comida.
Suele pasar cuando la mitad de tu familia está a dieta y un cuarto a penas come y lo hace en horarios extraños.
La explicación es sencilla: no hay comida. Solo hay... cosas verdes, y ninguna son ositos de gominola. Y yo no como nada verde que no sean lechuga, ositos de gominola o espinacas.
No hay bollos. No hay dulces. Dios mío, les falta retirar el azúcar de la despensa y ya me arruinarán absolutamente porque no podré hacerme ni si quiera tostadas. Y está complicado, porque han reducido la compra de pan.

Mi padre está emperrado en que el botón del pantalón deje de resistirse y desabrocharse, y no sé cómo decirle que a mi los míos llevan tiempo quedándose grandes, lo cual no sería un gran problema si tuviera dinero para comprarme ropa. Pero no tengo. Porque nadie me da trabajo (me falta llevarle el currículum a Dios, pero creo que él tampoco me contrataría :( ).

Así que últimamente solo sueño con napolitanas de chocolate, bollos, dulces, chucherías, comida sabrosa y poco sana... Ver Gossip Girl no ayuda, puesto que van de cóctel en cóctel poniéndose hasta arriba de cosas que hacen que tenga la mesa llena de babas e insuficiente papel higiénico para retenerlas.

Hoy he visto un donut y ha desaparecido (creo que está en mi estómago pero todo ha sucedido tan rápido que no estoy del todo segura).

Creo que estoy tan enferma que hasta la comida huye de mí. No os acerquéis a no ser que acabe de comer algo.

He dicho.