ispirazione

Sin avisar. Como los rayos de sol en verano cuando me siento en la hierba, acariciando suavemente mi tez. Llega y comienza a susurrar en mi oído palabras, a proyectar en mi mente imágenes, a poner bajo mi nariz pequeñas e inusitadas flores con olores maravillosos.

Activa mis cinco sentidos, y hace que me disponga a escribir, o a dibujar. Con mis dedos sobre el teclado o el boli o lapicero sobre el papel, deslizo la mano rápidamente, pero con cuidado, poniendo atención a cada detalle, como si estuviera creando una obra de arte, como si estuviera tocando algo frágil, de cristal.

Viene y se va, dejando sólo aquello que conseguí llegar a plasmar. Viene y se va, sin avisar. Viene y se va, sin dejar restos ni aviso de su presencia, sin preocuparse por el momento en que te encuentras, simplemente llega...

Pero me ha abandonado. Primero en el dibujo. Ya nunca la encontraba. Salí a buscarla un día, cuaderno y lápiz en mano. Pero no la encontré. Después me abandonó en la escritura.
Me paré ante mi pantalla otro día, intentando recordar lo que había visto durante ese trayecto, durante ese trayecto de 18 años que llamo vida.

Pero ya no está... Hace mucho tiempo que no valoro mis creaciones. Quiero volver a sentir esa inspiración que me hacía volar por encima de todo y abstraerme, cuando dibujaba. Volver a sentir la sensación de que soy mi personaje cuando escribo, volver a sentir la lírica y una historia dentro de mí, plasmar esos sentimientos, transmitirlos. Vomitarlos, porque ya no aguanto con tantas cosas dentro, necesito expulsarlas... Para mí es tan importante como una necesidad biológica.

Cuando termine los exámenes, volveré a salir a buscarla.