Duele verlo. Verlo todo y seguir enderezada y no romper en pedazos. Ver sus ojos y que caiga todo el peso sobre mi, y no poder hacer nada.
Solo seguir disimulando. Seguir fingiendo que no estoy rota, que quiero seguir.
A la vez, ese dolor es el único que me recuerda que es por lo que sigo aquí, lo único que me queda.
Y todo lo demás no importa.
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