Lloraba. Primero sólo un sollozo casi inaudible, después, un llanto más fiero y al final, alaridos del dolor más inhumano, como si sufriera una tortura.
Le pregunté qué le ocurría, y me dijo que te echaba infinitamente de menos, que deseaba verte, que deseaba que lo tocaras, que necesitaba tus caricias y que no estabas.
Le dije que pronto vendrías, que no sabía cuándo, a lo más tarde una semana, y me respondió gritando cada vez más, con sus lágrimas particulares.
Lo mecí alegando que seguramente nos veríamos mucho antes, que llegarías y pasarías tu mano por su cara, tu dedo por su espalda, tus labios por su cuello y tu aliento en su pecho.
Por fin se durmió y entonces pensé... que ya no soy la única que te echa de menos aquí:
mi cuerpo también.
Me identifiqué mucho con esto último que escribes, igual le echo bastante de menos, pero yo a otra persona, no creo que a la misma o.o (xD). Desconozco tu situación, pero... Igual ánimos Pequeñita ^^/
ResponderEliminarMe encantan tus palabras, me gusta tu poesía, tu forma de expresar lo que sientes waah~ qué talento el tuyo Yuu, sin mencionar a parte lo linda y apachurrable que eres :3
Un beso.
=S se pasa mal exando de menos... deseando cada segundo que aparezca...
ResponderEliminarHay veces que llegamos al punto de tener miedo a echar de menos... pero es de los pocos miedos (error para algunos) de los que jamás aprendemos... y siempre, siempre, vendrá alguien a nuestra vida a quien, tarde o temprano... echaremos de menos.
ResponderEliminarMe ha gustado lo has escrito. El grito de tu alma.
ResponderEliminar